martes, 28 de abril de 2015

El marido no le cacharrea rico a ese coroto… Capítulo Final



Señores lectores, ante todo doy gracias, escribir esta historia fue muy sabroso para mí, y por lo que se, también fue sabroso para los que se tomaron el tiempo de leerla.
Sin más demoras pasemos a nuestro anhelado fin.

A estas alturas del paseo, Pamelita y yo nunca llegamos a lograr una relación más estructurada, pero yo me las creía como novio, mozo, machuque, concubino o lo que sea que fuese de ella, y eso me gustaba.

Había algo extraño en esta “relación”, en este tiempo Pamela nunca se dejó penetrar, ni por delante, ni por detrás, nunca, nada de nada, es más, nunca se dejaba tocar, fui objeto de innumerables depravaciones por parte suya pero nunca se dejó tocar. Como dice el gran filósofo William Vinazco Che. “Mucho toque toque y de aquello nada…”

Otra cosa que en su momento nunca me detuve a analizar fue la forma en la que me conforme con sus depravaciones, me parecía normal ese abuso carnal y eso me llevo a olvidar que yo también deseaba abusar de ella, hacer lo que el marido no puede: cacharrearle rico a ese coroto, ese culito redondito y rico que me tiene mal.
Mis torpes análisis de la situación con Pamela me dejaron una conclusión principal, le encantaba alborotar el avispero, abusar de mis jóvenes hormonas, solo quería que viviera para sus golferías y cochinadas. “una calienta huevos”, ¿Qué ganaba con esto?, ¿desesperarme?

La búsqueda de oportunidades que me permitieran explorar sus fangosas cavernas llegaron a reducirse a una… cogerla dormida o distraída, pensé que esa era mi solución, así que empecé a evitar los contactos corporales planeados y me concentre en mi plan; me acerque a ella por detrás y con mi sobresaliente bulto raye su corotico, -estáte quieto bebe- salió de su boca con tono autoritario, pero acompañado de un meneo de caderas, leve y delicioso; al frotar su trasero contra mí, imagine que podía avanzar más, cuando trate de meter la mano en sus tangas para buscar su chochito húmedo, agarro mi mano, mientras giro, con su famosa y desagradable mirada coqueta se alejó.

¿Pero qué hijueputas? muy rico si…, pero yo quiero mandárselo, sentir caliente, quiero verla a los ojos cuando le entre hasta el fondo, que sienta como mis nueces rebotan en sus nalgas, quiero sentirla venir, en fin, QUIERO SEXO; QUIERO VENIRMELE EN LA CARA; QUIEROOOO, QUIEROOOO… disculpen el desesperó pero esta arrechera me gana, el deseo me controla y la paja ya me tiene embrutecido. Aun así no abandone mi majestuoso plan.

La noche que le gateé la recuerdo muy bien. Llegue a mi casa tipo 1 pm y mi pamela estaba dormida sobre el sofá, se durmió viendo algún programa de televisión. Dormía boca abajo, al acercarme oí cerca de sus nalgas una voz que decía: coméme, coméme… desde ahí veía, así no me crean, los labios de su chochita moviéndose, los veía como me mandaban picos, los veía rojos y ganosos de sentirme adentro.
Apurado lo saque, lo lubrique, empecé a correr sus cacheteros suavecito, metí mi dedo corazón en el culito y a su vez apreté sus tetas, la sentí gemir entre dormida, ya nada me iba a impedir seguir. Me asegure de tomarle duro ambas manos con mi mano libre y le pase la verga por la raja del culo, la penetre… sentí un alivio sin descripción, no lo creía… ¡por fin!

Reaccione a su suave voz - ¿qué hacés ahí parado bebe? … -
Jueputa vida… me quiero morir, estoy muy mal, hasta cuando la tengo pagando me embobo, no puedo creer que fantasee con ella teniéndola de frente y ni siquiera le toqué un pelo. 

Después de pajearme 5 o 6 veces por día mientras la veía servirme el desayuno, dije no más, no más, no aguanto maaaasssss, tengo que hacer algo, no puedo vivir así, otra vez pensé en seguir mi estrategia.

Ese día desayune, me arregle para irme a la calle simulando que tenía que hacer, me despedí como si nada y me fui a la cafetería de la esquina de mi casa, espere media hora me fume un cigarro y me fui otra vez a mi casa.

Metí la llave, abrí pasito, camine buscándola, cuando la veo, estaba bañándose con la puerta abierta, se le veía medio culo en el espacio que dejaba ver la cortina, me quite como un tiro la ropa, obviamente ya lo tenía para partir panela, abrí la cortina y sin pensarlo se lo arrime por el culo, ella se asustó - ¿qué paso? ¡No te ibas luego bebe!
- no, Pamela no puedo más, necesito metérselo, necesito sentirla, necesito que me sienta.

Mientras hablaba, por fin le pude meter mi dedo por el culo, ayudado por el agua entro fácil, ella gimió, fue un quejido que me decía no pare siga, siga… cuando sentí que estaba lista la agache, mi socio y yo no podíamos esperar más, no nos contuvimos y… se fue para adentro, llego hasta la mitad porque sentí que dolió, si sigo me para me dice que no y me deja iniciando, ni por el putas, iniciado no me quedo, yo a esta hembra, porque eso es una hembra la perseguí mucho para que me deje caliente.

Pero no nos desviemos, pare y empecé a meneárselo suave, suave, empujando de a poquitos, ella gimió de nuevo con dolor pero no decía nada, seguía callada, disfrutando como se lo iba metiendo, al empezar a subir la espalda entendí que es presagio que no quiere más, así que le baje al ritmo de la penetrada; pero debía hacer algo para que no se le bajara la arrechera, así que quite mi mano de las tetas y la baje buscando su chochito y seguir llenándola de placer.

Cuando llegue abajo…
No pude seguir…
no puedo…
se me agua el ojo de recordarlo, es…
es…, es…

Muy duro, Pamela no era Pamela, Pamela era…
no, no puedo seguir…
Pamela era Policarpo, que digo Policarpo, era POLICARPO, el hijueputa este lo tenía más grande y más grueso que el mío. 

No supe que hacer y menos que pensar, lo que si supe fue que Policarpo TRIPLEHIJUEPUTA ME LA HIZO.

4 comentarios:

  1. Historias de la vida real
    Me imagino que se comió al travesti o al revés?

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    1. Oscar como vas?
      Si quieres y puedes leete los otros 3 capitulos.
      Si ya lo hiciste, disculpa por ser tan sapo.

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  2. El travesti te cacharreo el anolefes y te gusto.

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