Para los
que leyeron el capítulo anterior les envío mis agradecimientos, para los que
no, no importa, pero les recomiendo leerlo. Acá les regalo el Capítulo 2 de
esta hermosa historia de amor.
Un saludo.
Una mañana que empezó como cualquier otra, al levantarme de mi cama
note que mi ciclope aún firme asomaba por el espacio que tienen los bóxer para
poder orinar, aun medio dormido entré al
baño con mi sable a la vista, cuando abrí la puerta, ¡ooohhh! sorpresa Pamelita
estaba sentada placida y morbosamente erótica orinando, pensaría yo que estaba esperándome…
Sentí pena, tape mi entrepierna e inmediatamente le pedí disculpas al mismo
tiempo que daba la vuelta para salir, cuando llevaba medio giro pamelita grita:
-No, no, no te vayás-, al oírla quedo impactado y de espalda le
respondo: -fresca acabe, no quiero que pierda un riñón por mi culpa- de
inmediato escuche una risita seguida de: –vos tan lindo y tan chistoso-.
Volteo a verla, pamela aun sentada con su delantalcito del uniforme
arrastrado por el suelo, el cual le quedaba de lo más rico por cierto, ya que le
hacía marcar sus esferas terráqueas las cuales algún día esperaba explorar sin
restricciones; pamela lo había acortado lo suficiente para que mi joven y
pervertida imaginación pudiera volar, eso creo…
Ella continúa:
-Quedaté, ¿mirá cómo estás, querés que te ayude en algo?-
Sin dudarlo pero lentamente me acerco a ella, aprovechando que aún
sigue sentada orinando y que mi compadre tuerto sigue firme y dispuesto me
colocó lo más cerca posible a su cara, -quien
iba a decir que vos…- ¿que yo que? interrumpo con la respiración alterada, -que
vos si tenés alguito de hombre, la verdad pensaba que eras solo tilín tilín y
nada de paletas, vee, hasta la tenés más grande y gruesa que mi marido, dicho
comentario no me importó, lo único que me importaba era que me la chupara de
inmediato.
Se me apareció la virgen esa mañana realmente, pamela trataba mi
tranca como a un trofeo, lo lamía con una velocidad que me llamaba
poderosamente la atención, lo metía hasta donde la boca alcanzaba sus límites. Mi
calentura estaba sobrepasando el auto control, presione fuertemente su nuca
contra mí pelvis quería que se lo comiera todito, ella muy asertiva entendió el
mensaje y lo que siguió me dejo literalmente seco.
Nunca había experimentado una mamada tan rica en mi vida, cuando
lo tenía en la boca sacaba la lengua para lamerme las bolas al mismo tiempo lo
cual me enloqueció.
Sus ojos de vez en cuando querían encontrar los míos, al mirar mi
cara de arrechera me sonreía sin sacársela de la boca, en el momento que la
sacaba dejaba un rastro de saliva sobre mí cabeza.
Cuando estuve a punto de explotar quise avisarle que estaba por
venirme, dichos mensajes fueron inútiles ya que ella empezó a acelerar su faena.
Mis piernas empezaron a endurecerse, pamela con su brazo izquierdo tomó mis nalgas para que no lo fuera sacar, me presionaba contra ella queriendo que a la hora de venirme todo mi chorro de amor le llegara de forma directa hasta las tripas sin pasar por la boca. Pude aguantar unos segundos y sin poder mantener mi resistencia empecé a soltar tal cantidad de caldo que contemple la deshidratación como mi destino.
Pamelita me mostró, sacando su lengua como toda mi pasión se alojaba
en su boca. Luego de dejarme apreciar tan lindo espectáculo cerró su boca y se
lo tragó todo, para luego pasar a darle una limpieza a mi cabezón ya exhausto.
En el momento que mis reservas de líquido fueron escasas pamela se
percató como aun soltaba algunas gotas y como estas caían en el piso a lo cual
le dije:
-fresca yo busco un trapito y lo limpio,-
Ella con tono de enojo dice: -No, yo soy la que hace el aseo en
esta casa-, y empezó a lamer el piso para luego mostrarme lo limpio que había
quedado.
En ese momento y gracias al miserable perro de la vecina que
ladra como si midiera 2 metros me desperté, jueputa!!! Pensé… Lo peor fue que todas
mis reservas de amor en vez de terminar dentro del estómago de mi musa de la
limpieza, quedaron en mis sabanas…