viernes, 20 de junio de 2014

Tal como lo imaginaba, delicioso...



El calor de la sangre que escurre por su piel lo quema, es una sensación insoportable. El sofá en el que pensaba iba a consumarse el amor término siendo el testigo mudo de como poco a poco su cuerpo se desvanecía.
Aun así, débil, sin fuerzas para luchar la mira a los ojos
—realmente me gustabas, aun me gustas—. Dice con una voz débil y entrecortada.
—A mí también me gustas, no solo me gustas, me pareces delicioso—. Dice María tan tranquila que Alex no puede creer que el dolor está causado por la misma mujer.
—Recuerdo cuando te vi la primera vez— dice María al tiempo que levanta la cabeza de Alex, con suavidad maternal la recuesta en sus piernas.
Era tarde, por cosas de la casualidad llegue al mismo bar. Ya Jaime me había hablado de ti, lo más notorio fue que el licor no parecía hacerte nada, pensé que el licor y tú eran los mejores amigos.
—¡Alex!, ¿aun te parezco bonita?— pregunta María jalándole el pelo con extrema rudeza, el no responde, su forma de perder sangre era constante, la fuerza no le daba para más que mirarla fijamente.
De un empujón María suelta la cabeza de Alex y se pone de pie
—Pues no me importa lo que pienses, aun aguanto y mucho, eso me dicen todos, tú eres el único que no me mira con morbo—
Recuerdo cuando nos besamos por primera vez, fue rico, no lo mejor pero rico. Ese día quería un café y tú como siempre una cerveza, acepte la cerveza y de paso comprobé que en efecto tú mejor amigo si era el licor, pero no fue inconveniente. Muy sutilmente me dejaste buena impresión, y muy velozmente me provocaste. En ese momento decidí que serias mi primera vez.
Alex con sus ojos demostraba entenderlo todo y con un dolor punzante dijo, —Nunca dijiste que esta sería tu primera vez—.
—¿Y para qué?, para que decía eso, te ibas a predisponer, ibas a huir, pero eso ya no viene al caso, el caso es que estamos acá juntos—.
María camina en rededor de Alex acariciándole la cara, en el momento que llega detrás de él lo abraza por la nuca, —cuando sentí que ibas a ser mi primera vez me puse nerviosa, mi efusividad creció y solo deseaba que fuera ya, quería ya, pero quería que fuera perfecto, quería recordar esto para siempre—.
De un brinco María queda en las piernas de Alex al tiempo que este deja salir un grito de dolor, —Ven párate, acompáñame a la mesa—.
El dolor de Alex es cada vez más fuerte y aunque la distancia que recorren es de pasos, duran más de lo normal en llegar a la mesa.
Al sentarse Alex descansa, ya sus fuerzas llegan a su fin, María lo acomoda le pone una servilleta en las piernas la cual inmediatamente se enrojece. Ella se sienta al lado de él.
—Cuando estaba en la escuela de cocina tenia ideas muy claras de mi sazón, supe siempre que la carne que se marina en una buena cantidad de licor es más tierna y muy deliciosa—. Esto lo comento en el momento que servía un delicioso Hígado relleno con risotto roquefort, —cuando imagine como sería mi primera vez siempre pensé que este sería el plato que acompañaría mi velada, y al conocer tus gustos supe que serias perfecto para cumplir una de mis fantasías, no niego que fue difícil remover años de grasa, pero valió la pena no hubiera podido encontrar un hígado más marinado que el tuyo—.
Mientras dice esto sirve dos copas de vino tinto de la cual le alcanza una a Alex, toma el cuchillo, el tenedor y con delicadeza propia de una chef, corta un trozo de hígado del cual le da un bocado a Alex, este, aunque sabe que el plato de su ultima cena es el mismo no tiene fuerza para rechazar el bocado, María con fuerza obliga al suculento hígado a ingresar en su boca, al mismo tiempo ella come, mastica, saborea, —Ummm, yo sabía que eras delicioso—.

Nos vemos luego del mundial, no me da la cabeza para hacer dos cosas al tiempo, entonces, me dedico a ver fútbol.

martes, 6 de mayo de 2014

¡Me salió por un ojo de la cara!



Pongo mi pie sobre el tapete que se encuentra en el costado derecho de mi cama, imagino como será mi primer día.
¿Les ha pasado? Pasar tanto tiempo sin trabajar; no por que quieran… si no por que las oportunidades laborales son cada vez más escasas.
¿Valió la pena estudiar tanto?, ustedes como yo pensamos lo mismo en algún momento de la vida. ¡El postgrado me costó un ojo de la cara! ¿Para qué? Si los trabajos vienen acompañados de sueldos miserables. Espero que ustedes no estén pasando por lo mismo que yo paso en este momento, y si es así… ¡pues no!, no se van a dejar vencer, como yo tampoco me estoy dejando.
Pero volvamos al tema. La emoción y la angustia se adueñan de mí, esta vuelta a la vida laboral, es como si se ennoviara luego de años de estar solo, no sé cómo actuar, que decir, como pararme.
Llegue a la nueva oficina, en la puerta me detuve, me acomode la ropa, tome aire y me dispuse a entrar. La primera persona en saludarme fue Camila, ¿ha sentido que al ver a alguien a los ojos sabe que se van a llevar muy bien? Pues esto me paso con ella. Camila me dijo que el nuevo jefe estaba ocupado que me sentara y esperara.
Me senté en un sofá ubicado justo al lado de la puerta la cual estaba entreabierta, y espere que me pidieran entrar. Aun los nervios estaban a flor de piel pero sabía que mis capacidades y conocimientos me llevaron a ocupar por fin el puesto que por ahora me merezco en este mundo. Entre el espacio que dejaba la puerta oí a mi nuevo jefe y a otro hombre charlado, el chisme me gano, como a usted o a cualquiera de nosotros nos gana a veces, puse cuidado de lo que hablaban, no se oía bien pero estaban hablando del nuevo integrante del equipo laboral, ahí supe que hablaban de mí.
En mi cabeza me sentí útil, ¡iba a ejercer en mi maestría! Eso me emociono.
En el momento que sentí que el acompañante se levantó de su silla apresure a acomodarme en el sofá cosa que no se notara que estaba fisgoneando. Vi cómo se entre abrió la puerta en este momento me puse de pie, me acerque a está esperando que mi nuevo jefe me pidiera pasar, pero antes de esto de la boca de su acompáñate oí salir una frase que me desinflo de inmediato. — ¿esta buena? — A lo que mi futuro jefe respondió, — Aguanta… por eso me la traje —.

martes, 22 de abril de 2014

No debería ser tan fácil



Ya teniéndola frente muy cerca, se detiene. Debería ser fácil para él, lo ha hecho muchas veces. Aunque hace un buen tiempo lo dejo de hacer, cuestiones de la vida…
El conoce el libreto de memoria, sabe paso por paso como desenvolverse, Pero el recuerdo de lo sucedido hace unos años le creaba una resistencia mental, se acostumbró a no hacerlo esto le hizo perder práctica, no le sentó muy bien en esos momentos.
Asomándose a la ventana de su castillo, viendo lo diminuta que se ve la gente desde esta piensa
Siguen siendo lo que siempre han sido —.
Vuelve para verla directo a los ojos
— ¿no te perece muy sencillo?, debería ser más difícil —.
Al no recibir respuesta sigue hablando
— quiero que sea difícil, que gracia tiene retomar si es igual de fácil, serias una más y algo me dice que no eres una más, me gustaría que fuera especial. Hacerlo difícil me hará saber si vale la pena volverlo a hacer —.
Es hora de acercarse más y hacerla suya, ya siente que en ese momento es suya.
Decide tomar la delantera, su primer movimiento, no es sigiloso al contrario es veloz, como si nunca lo hubiera dejado de hacer, es una mezcla de instinto y experiencia.
Se dirige al cuello lo besa mientras baja sus manos por la tela de su sofá haciendo que sus codos rocen ese hermoso torso. Baja lentamente la lengua por su espalda, acompañada con sus manos que rozan con la yema de los dedos sin tocarla, sus gemidos son una invitación a explorar sus muslos, pantorrillas y tobillos hasta llegar a sus helados pies.
Chupa dedo por dedo hasta llegar al dedo gordo, es carnoso y provocativo. Lo introduce lentamente en su boca lo saborea, lo lame y con un veloz movimiento lo arranca de un solo tajo.
Los gritos de su amada bajo la mordaza lo insistan a seguir, sube hasta sus largas piernas las cuales desea como hace mucho no deseaba unas. Dirige su mano hacia un cuchillo filoso y brillante, luego lentamente toma un muslo que acerca a su cuerpo y con la habilidad de un carnicero lo destaja, es una carne fresca la cual con mucha satisfacción lleva a su boca, el probar ese bocado lo lleva al cielo.
Los gritos son cada vez más fuertes, siente como ella se retuerce en el sofá ve sus manos luchar para zafarse de sus amarres. Con caballerosidad la toma del cabello le arranca la mordaza esperando oírla gritar, ella desahoga todo lo que siente, es un grito profundo, es una declaración de amor. La besa alentado por la satisfacción que le da tenerla solo para él, busca su lengua, juega con ella al mirar sus pupilas dilatadas sabe que llego la hora. Con la misma velocidad que arranco cada uno de los dedos arranca su lengua y con la misma elegancia que destajo su blanco muslo la descuartiza. Retira con delicadeza cada uno de sus órganos, luego toma su cabeza ensangrentada y la acerca a su boca
— eres la mujer más deliciosa que he probado en años — susurra en su oído.
Y ahora que se acabó el juego previo se dispone a consumar su amor.

lunes, 7 de abril de 2014

Un aderezo delicioso

María observa atentamente por su ventana, toma un café, sus ojos expresan deseo y suspenso. Observa a su vecina Carolina alistarse para salir a la calle, ve como se coloca la chaqueta y toma un poco de agua.
Carolina camina hacia el auto. Es de mañana, María corre a la puerta para encontrarla antes que se vaya.
   Caroo, Caroo…, oye, ¿no me oías? — La vecina responde pero no la mira, sigue derecho.
   Si, si te oí, ¿Cómo estás? solo ando como elevada.
   Oye, ¿quieres venir a comer esta noche?.
   Aichhh no sé, tengo trabajo hasta el cuello—
   No, caro, no me saques el cuerpo…
   No, no te lo saco… te confirmo más tarde bueno.
   No, confírmame ya, tú me dejas esperando.
   Ok, ok, ok, 8.30 llego, bueno..., Chao, chao, ya voy retarde.
Aun así no la voltea ver y camina pronta a su auto.
María entra a su cocina y saca del congelador ingredientes para lo que será su cena, relajada y muy contenta se dispone a cocinar.
Llega la noche, María tiene prácticamente la casa lista, el ambiente es extraño para una cena entre vecinas, vemos velas, luz tenue oímos buena música.
Suena el timbre, María no se emociona, pero arregla su vestido, camina muy elegante a la puerta.
Abre y le permite a su invitada pasar. Lleva dos vinos servidos en las manos, le pasa uno a su invitada.
   Oye, Que cumplida… me gusta eso (PASA EL VINO), dicen que es muy rico, es un vino californiano de esos que se volvieron un hit desde que los empezaron a importar. Muy dulce para mí pero a la mayoría le encanta… a mí me gustan otros sabores, pero en la variedad está en el placer…
   No hay lio, aunque a mí no me gustan los dulces, me gustan añejitos…
Intercambian extrañas miradas, sentimientos encontrados. María sexy y poderosa, Carolina sexy y apenada.
Ya pasados más vinos, algunas margaritas y unos tequilas, María está más cerca de su invitada y su invitada con menos pena. María la invita al comedor, ya es hora de la cena.
   Oye… pasa al comedor ya voy a servirte la cena — Dice María.
La invitada se sienta en la silla principal de un comedor de 4 puestos, pequeño pero acogedor, la mesa es perfecta, muy bien servida, casi como un restaurante muy elegante. La anfitriona llega de la cocina con su primera sorpresa culinaria, carne de apariencia muy apetitosa, sirve para las dos y toma asiento.
   Caro, espero estés muy carnívora hoy, porque lo que nos espera va a ser delicioso.
Su invitada prueba y se deleita con esa suculenta carne, de buen sabor, mira a María. El primer plato son medallones a la mantequilla y pimentón, bañados en una espesa salsa blanca, este aderezo es el acompañante de todos los platos.
   Oye… esta carne esta deli… el aderezo le da un saborcito amargo, debo aceptar que tus carnes son provocativas.
Brindan, siguen bebiendo, se les ve más relajadas.
   Salud!!!
Ya más tomadas María trae el plato final, unas brochetas de verdura. Sirve dos a cada una, su invitada las huele al pasar, huelen delicioso. María se sienta al lado de ella muy juntas.
   ¿Sabías que mi esposo trabaja en estudios de regeneración genética? Que hombre tan ocupado. Siempre he imaginado que la sopa de células madres debe ser una maravilla para el cutis, así como el semen… sería una excelente sopa, células y semen… bueno, sería más una crema…
Carolina voltea a verla con ojos extraños
   ¿Será?, oye que buena mano tienes, esta carne esta deliciosa.
   Tremenda mano. Aunque creo que di con unos buenos cortes de carne, estaba tiernita…
   Caro, quiero contarte algo, el idiota de Camilo está durmiendo con otra mujer, y parece que es de acá del barrio… que miserable no buscarse la moza lejos, así yo no me entero.
En ese momento pasa la brocheta y le convida, su invitada tose, se pone nerviosa al oír a su vecina contarle de la traición del marido, la vecina con la que él estaba sosteniendo el romance es ella, pero aun así mantiene la compostura. En ese momento la invitada toma la brocheta y en la punta del palo ve incrustado el anillo de matrimonio de su amante. Carolina sube la cabeza despacio, mira a MARIA sin saber que pensar siente temor, su anfitriona la mira con cara de maldad.
   ¿Te gusto? — pregunta María.
   Si… mucho, pero espero que mi siguiente plato sepa mejor.
María al oír lo que su invitada le dice se pone de pie, toma la mano de su vecina y la acerca debajo de su falda.
   Pruébala…
La invitada se levanta tira lo que está encima del comedor sienta a su rival de amores, se sumergen en una acalorada escena romántica donde intervienen las sobras de carne cocinada y ese aderezo blanco que acompaño todos los platos.
María y Carolina están recostadas en el sofá, muy amorosas, muy cercanas, parece que a María no le importó la traición de su marido, ahora importa más su nueva amiga.
   Oye, ¿esto fue una jugada para estar conmigo?
   Quería saber que te vio mi marido.
   Era mi chance para comerte, así como te lo comiste a él.
   Jajaja, Oye…!!! ¿Y qué tal?
María se mete debajo de la manta que las cubre juguetean entre ellas.
Un auto se acerca a la puerta de la casa, se baja alguien de él hablando por celular.
   Cual Putiadero mano, Burdel, respete… pero chino cuando salí de allá anoche lo traía, es desde esta mañana que ni idea.
   Ahora quien se aguanta la cantaleta de esta vieja loca sino aparece ese anillo —. Afirma.
Saca sus llaves y se dispone a abrir la puerta.