lunes, 7 de abril de 2014

Un aderezo delicioso

María observa atentamente por su ventana, toma un café, sus ojos expresan deseo y suspenso. Observa a su vecina Carolina alistarse para salir a la calle, ve como se coloca la chaqueta y toma un poco de agua.
Carolina camina hacia el auto. Es de mañana, María corre a la puerta para encontrarla antes que se vaya.
   Caroo, Caroo…, oye, ¿no me oías? — La vecina responde pero no la mira, sigue derecho.
   Si, si te oí, ¿Cómo estás? solo ando como elevada.
   Oye, ¿quieres venir a comer esta noche?.
   Aichhh no sé, tengo trabajo hasta el cuello—
   No, caro, no me saques el cuerpo…
   No, no te lo saco… te confirmo más tarde bueno.
   No, confírmame ya, tú me dejas esperando.
   Ok, ok, ok, 8.30 llego, bueno..., Chao, chao, ya voy retarde.
Aun así no la voltea ver y camina pronta a su auto.
María entra a su cocina y saca del congelador ingredientes para lo que será su cena, relajada y muy contenta se dispone a cocinar.
Llega la noche, María tiene prácticamente la casa lista, el ambiente es extraño para una cena entre vecinas, vemos velas, luz tenue oímos buena música.
Suena el timbre, María no se emociona, pero arregla su vestido, camina muy elegante a la puerta.
Abre y le permite a su invitada pasar. Lleva dos vinos servidos en las manos, le pasa uno a su invitada.
   Oye, Que cumplida… me gusta eso (PASA EL VINO), dicen que es muy rico, es un vino californiano de esos que se volvieron un hit desde que los empezaron a importar. Muy dulce para mí pero a la mayoría le encanta… a mí me gustan otros sabores, pero en la variedad está en el placer…
   No hay lio, aunque a mí no me gustan los dulces, me gustan añejitos…
Intercambian extrañas miradas, sentimientos encontrados. María sexy y poderosa, Carolina sexy y apenada.
Ya pasados más vinos, algunas margaritas y unos tequilas, María está más cerca de su invitada y su invitada con menos pena. María la invita al comedor, ya es hora de la cena.
   Oye… pasa al comedor ya voy a servirte la cena — Dice María.
La invitada se sienta en la silla principal de un comedor de 4 puestos, pequeño pero acogedor, la mesa es perfecta, muy bien servida, casi como un restaurante muy elegante. La anfitriona llega de la cocina con su primera sorpresa culinaria, carne de apariencia muy apetitosa, sirve para las dos y toma asiento.
   Caro, espero estés muy carnívora hoy, porque lo que nos espera va a ser delicioso.
Su invitada prueba y se deleita con esa suculenta carne, de buen sabor, mira a María. El primer plato son medallones a la mantequilla y pimentón, bañados en una espesa salsa blanca, este aderezo es el acompañante de todos los platos.
   Oye… esta carne esta deli… el aderezo le da un saborcito amargo, debo aceptar que tus carnes son provocativas.
Brindan, siguen bebiendo, se les ve más relajadas.
   Salud!!!
Ya más tomadas María trae el plato final, unas brochetas de verdura. Sirve dos a cada una, su invitada las huele al pasar, huelen delicioso. María se sienta al lado de ella muy juntas.
   ¿Sabías que mi esposo trabaja en estudios de regeneración genética? Que hombre tan ocupado. Siempre he imaginado que la sopa de células madres debe ser una maravilla para el cutis, así como el semen… sería una excelente sopa, células y semen… bueno, sería más una crema…
Carolina voltea a verla con ojos extraños
   ¿Será?, oye que buena mano tienes, esta carne esta deliciosa.
   Tremenda mano. Aunque creo que di con unos buenos cortes de carne, estaba tiernita…
   Caro, quiero contarte algo, el idiota de Camilo está durmiendo con otra mujer, y parece que es de acá del barrio… que miserable no buscarse la moza lejos, así yo no me entero.
En ese momento pasa la brocheta y le convida, su invitada tose, se pone nerviosa al oír a su vecina contarle de la traición del marido, la vecina con la que él estaba sosteniendo el romance es ella, pero aun así mantiene la compostura. En ese momento la invitada toma la brocheta y en la punta del palo ve incrustado el anillo de matrimonio de su amante. Carolina sube la cabeza despacio, mira a MARIA sin saber que pensar siente temor, su anfitriona la mira con cara de maldad.
   ¿Te gusto? — pregunta María.
   Si… mucho, pero espero que mi siguiente plato sepa mejor.
María al oír lo que su invitada le dice se pone de pie, toma la mano de su vecina y la acerca debajo de su falda.
   Pruébala…
La invitada se levanta tira lo que está encima del comedor sienta a su rival de amores, se sumergen en una acalorada escena romántica donde intervienen las sobras de carne cocinada y ese aderezo blanco que acompaño todos los platos.
María y Carolina están recostadas en el sofá, muy amorosas, muy cercanas, parece que a María no le importó la traición de su marido, ahora importa más su nueva amiga.
   Oye, ¿esto fue una jugada para estar conmigo?
   Quería saber que te vio mi marido.
   Era mi chance para comerte, así como te lo comiste a él.
   Jajaja, Oye…!!! ¿Y qué tal?
María se mete debajo de la manta que las cubre juguetean entre ellas.
Un auto se acerca a la puerta de la casa, se baja alguien de él hablando por celular.
   Cual Putiadero mano, Burdel, respete… pero chino cuando salí de allá anoche lo traía, es desde esta mañana que ni idea.
   Ahora quien se aguanta la cantaleta de esta vieja loca sino aparece ese anillo —. Afirma.
Saca sus llaves y se dispone a abrir la puerta.

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